Nuestros pequeños príncipes van dejando de ser bebes y adquiriendo entidad de personitas, ya caminan, incluso corren, se hacen entender, juegan, se pelean y observan, sobre todo observan. El mejor objeto, el más preciado, es aquel que han visto manipular a sus papas.
Papá y mamá son el centro de su existencia, su punto de apoyo, su referente, de quien aprenden observando, siempre observando, aunque a los adultos nos parezca mentira.
CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA
Cuando pensabas que no te veía, te ví pegar mi primer dibujo al
refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra
casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que
las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.
Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía
un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar.
Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y
enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a
personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben
compartirlo con quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me
sentí amado y seguro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que
vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.
Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades
aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando
crezca.
Cuando pensabas que no te veía, ví lágrimas salir de tus ojos y aprendí que
algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.
Cuando pensabas que no te veía, ví que te importaba y quise ser todo lo que
puedo llegar a ser.
Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida
que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, te ví y quise decir: ¡Gracias por todas las
cosas que ví, cuando pensabas que no te veía!
"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN...TE OBSERVAN TODO EL DIA".
Madre Teresa de Calcuta