viernes, 21 de febrero de 2014
El cuentacuentos de papá
Las profesoras de los pequeños príncipes propusieron a principio de curso una actividad de animación a la lectura en colaboración con las familias; dicha actividad consistía en que un miembro de la familia acudiera a la clase a leer un cuento de los muchos que tenemos en casa.
Como mamá trabaja por las mañanas, el encargado de acudir al colegio a hacer de "cuentacuentos" ha sido papá, y esta semana ha ido el miércoles a la clase del pequeño príncipe y el viernes a la clase de la pequeña princesa.
El cuento elegido fue "Z,z,z,z.....¿y ellos cómo duermen?" de la autora Il Sung Na, que nos narra como duermen distintos animales bajo la atenta mirada del búho. Los pequeños llaman a este cuento "el Búho Mirón". Tienen un tamaño muy adecuado para enseñar al grupo las bellísimas ilustraciones que ayudan a seguir la historia, es un cuento muy bonito que a los niños suele gustar mucho.
Los pequeños príncipes se sintieron muy afortunados de tener a su papá en su clase y disfrutaron del momento.
La actividad terminó con una pequeña actividad manual que consistía en pegar unas estrellas en un oscuro cielo y en pintar al Búho Mirón, que había diseñado mamá.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Reflexiones apropiadas
Transcribo un texto para el recuerdo de esta época en la que todo gira en torno a ellos.
Te tropiezas con un balón de espuma y encuentras un muñeco bajo el sofá. Giras el grifo del lavabo y descubres que anida un pato de goma. Abres la sandwichera y ahí están, achicharrados, tres cromos del Osasuna.
A veces maldigo este caos de casa tumultuosa con niños. Pero sé que algún día maldeciré todo el orden a solas que vendrá después.
Vuestros libros ordenados, pero sin ser abiertos. Vuestras camas hechas, pero frías. Los platos pulcramente recogidos en la alacena, pero sin nadie con quien comer.
Tener hijos y salir a la calle es como llegar a la ceremonia de los Oscar de sobrado con dos estatuillas bajo el brazo, una hora antes de que empiece la entrega de premios: sabes que te los has ganado seguro.
Tener hijos es pisar la acera a las ocho y media con toda la gimnasia hecha: los abdominales del estrés, las flexiones del 'no se puede', el pilates del 'haz lo que debes', el yoga del 'aprovecha el tiempo', los lumbares de la desobediencia y de la sinrazón. En tan solo media hora, mientras te aseas. Así que cuando sales al mundo adulto ya no te acojona nada y todo te preocupa lo justo.
Para convención popular, la que montas un domingo lluvioso en casa con los amigos de tus hijos.
Para dimisión irrevocable, la que te presentan cada día que les pones verduras.
Para exclusiva, la de que el pequeño tiene otra novia y no hace declaraciones.
Para 'share', la audiencia que os da mamá durante le cena, siempre con un cuento delante.
Para traición, la mía, que nunca estoy; la vuestra, que habéis preferido la Play a las chapas.
Para problemas laborales, los que me da esa ortografía en huelga y sin servicios mínimos.
Para inflación, la de los besos de Martín, que cada vez los vende más caros.
Para crisis, la que acontece cuando se acaba el verano.
Me lo enseñó una tarde mi abuela, que lo llevaba escrito en un marcapáginas y leía una novela de Capote, eso de que los legados más importantes que los padres y las madres pueden dejarles a sus hijos son dos: uno son las raíces; el otro, las alas.
Algún día regresaré a casa tarde a causa del trabajo (o de la falta del mismo). Abriré la puerta del salón y todo estará en orden. Será que habéis volado, vaya. Entonces echaré en falta la felicidad que era este perfecto desorden.
Pedro Simón
viernes, 14 de febrero de 2014
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