Segovia está cerca de nuestra casa y no es la primera vez que vamos con nuestros pequeños, "la ciudad y los alrededores tiene tanto que ver y disfrutar", hemos vuelto este fin de semana para disfrutar de su encanto y para desconectar de las obligaciones a las que hemos de atender diariamente y otros fines de semana. Y hemos disfrutado, y mucho.
Visitamos la Iglesia de la Vera Cruz, una pequeña iglesia de planta dodecagonal, muy, muy especial. Los pequeños, grandes observadores, se fijaron enseguida en la cruz de malta y a partir de ahí buscaron este símbolo y otros por todos los rincones, dejando volar su imaginación y dándole a todo un significado misterioso.
Fuimos a visitar el Palacio de Riofrío y su museo de caza. Y paseamos por Segovia, por el barrio judío, por el de los Caballeros, por encima de la muralla, por la calle Fernández Ladreda... Y contemplamos admirados una vez más el Acueducto y el Alcázar; y en la plaza del Azoguejo escuchamos a una arpista (nuestra pequeña princesa se entusiasmó con ella), y comimos muy bien, como se suele comer en esta tierra y...DISFRUTAMOS de nuestro tiempo juntos. No será la última visita, siempre es agradable volver y siempre quedan cosas por ver.