Un osito rosa para la pequeña princesa, un osito azul para el pequeño príncipe, pequeños y suaves para que les acompañenen sus sueños. Los nombres... en honor a unas serie televisiva de los años ochenta que a su papá le gustaba mucho.
¡Dulces sueños mis chiquitines!
jueves, 27 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
Un recuerdo infantil: "La familia Telerín"
Con los pequeños en casa los recuerdos infantiles se hacen mucho más presentes en nuestras mentes y volvemos ser un poco niños otra vez, mostrándoles a ellos todo aquello que nos gustó o dejó una huella en nuestras mentes y nuestros corazones cuando nosotros, los papás, éramos niños.
Es el caso de "La familia Telerín", mamá y papá recuerdan ver a diario estos pequeños dibujos antes de irse a la cama. El bebé se llamaba cuquín y a veces papá y mamá, especialmente mamá, llama a los pequeños "cuquín" y "cuquina".
Es el caso de "La familia Telerín", mamá y papá recuerdan ver a diario estos pequeños dibujos antes de irse a la cama. El bebé se llamaba cuquín y a veces papá y mamá, especialmente mamá, llama a los pequeños "cuquín" y "cuquina".
miércoles, 12 de mayo de 2010
El rosa y el azul
Mellizos de distinto sexo ropita rosa y azul, rosa para la niña, azul para el niño. Es una curiosa asignación que no siempre fué así.
Hasta 1900, el color para las niñas y los niños pequeños era el blanco. Si su vestimenta llevaba lazos, éstos eran casi siempre rojos, pues según la tradición, los lazos rojos protegían contra el mal de ojo. Niños y niñas llevaban hasta la edad de cinco años el mismo tipo de vestido, largo hasta los pies. Y los patucos y zapatos infantiles eran de color blanco, marrón o rojo.
La moda de vestir a los niños de algún color fue popularizándose a partir de 1920, cuando ya era posible producir tintes resistentes al agua. Los niños y niñas llevarían los cómodos trajes y vestidos de marinero teñidos con índigo artificial, el nuevo tinte, el mejor de todos. De los trajes de marinero se derivó, con una lógica forzosa, el hecho de que el azul claro, o el azul en general, se convirtiese en el color de los niños. Como color tradicionalmente contrario, el rosa se convirtió en el color de las niñas. Y entonces se puso de moda el color rosa para las niñas. Este reparto de colores para los recién nacidos contradice el simbolismo de nuestra cultura, para el cual el rojo es masculino, y el rosa, el pequeño rojo, es el color de los niños varones pequeños.
Por eso, en los cuadros antiguos se solía pintar al Niño Jesús vestido de color rosa, tanto en cuadros del siglo XIII como en cuadros del siglo XIX, en los que el Niño Jesús jamás aparece vestido de azul celeste. En pinturas del Barroco se ven a menudo criaturas vestidas de pies a cabeza de color rosa. Y cuando aparecen con un yelmo en la cabeza y una espada en la cintura, nos parecen ejemplos inesperados de niñas que reciben una educación masculina, pero estas criaturas vestidas de rosa no son niñas, sino príncipes caracterizados mediante el rosa-el pequeño rojo-como futuros gobernantes.
Hasta 1900, el color para las niñas y los niños pequeños era el blanco. Si su vestimenta llevaba lazos, éstos eran casi siempre rojos, pues según la tradición, los lazos rojos protegían contra el mal de ojo. Niños y niñas llevaban hasta la edad de cinco años el mismo tipo de vestido, largo hasta los pies. Y los patucos y zapatos infantiles eran de color blanco, marrón o rojo.
La moda de vestir a los niños de algún color fue popularizándose a partir de 1920, cuando ya era posible producir tintes resistentes al agua. Los niños y niñas llevarían los cómodos trajes y vestidos de marinero teñidos con índigo artificial, el nuevo tinte, el mejor de todos. De los trajes de marinero se derivó, con una lógica forzosa, el hecho de que el azul claro, o el azul en general, se convirtiese en el color de los niños. Como color tradicionalmente contrario, el rosa se convirtió en el color de las niñas. Y entonces se puso de moda el color rosa para las niñas. Este reparto de colores para los recién nacidos contradice el simbolismo de nuestra cultura, para el cual el rojo es masculino, y el rosa, el pequeño rojo, es el color de los niños varones pequeños.
Por eso, en los cuadros antiguos se solía pintar al Niño Jesús vestido de color rosa, tanto en cuadros del siglo XIII como en cuadros del siglo XIX, en los que el Niño Jesús jamás aparece vestido de azul celeste. En pinturas del Barroco se ven a menudo criaturas vestidas de pies a cabeza de color rosa. Y cuando aparecen con un yelmo en la cabeza y una espada en la cintura, nos parecen ejemplos inesperados de niñas que reciben una educación masculina, pero estas criaturas vestidas de rosa no son niñas, sino príncipes caracterizados mediante el rosa-el pequeño rojo-como futuros gobernantes.
Hacia 1970, el rosa femenino se había impuesto en todos los países. No obstante, en aquellos lugares donde la tradición católica era grande, el azul claro, el color de la Virgen, siguió siendo durante cierto tiempo el color de las niñas.
Hoy por hoy, aunque se sigue utilizando el color rosa casi en exclusiva para las niñas, el uso de cualquier color en la vestimenta de los bebés está muy extendido independientemente del sexo o de la edad.
Hoy por hoy, aunque se sigue utilizando el color rosa casi en exclusiva para las niñas, el uso de cualquier color en la vestimenta de los bebés está muy extendido independientemente del sexo o de la edad.
miércoles, 5 de mayo de 2010
El biberón
Durante cuatro meses los pequeños príncipes se alimentaron de la leche materna, y pasado este tiempo llegó el momento de dejar la tetita de mamá y utilizar el biberón. Este paso, que para algunos puede resultar traumático, para estos pequeños no supuso ningún problema, tal vez recordaron el principio de sus días en el mundo exterior que la leche de mamá se les daba con biberón o simplemente les resultó tan fácil succionar por él que en tres días abandonaron la tetita de su mamá. El mayor problema lo han tenido que afrontar los papás y ha estado relacionado con la elección del modelo de biberón. "Hay tantos en el mercado que casi es necesario hacer un master o algo parecido para adquirir el más adecuado".
Considerando que el biberón es un elemento básico, destinado a la alimentación durante los primeros años de vida, la cosa no es como para tomársela a broma. Hay diferentes factores que pueden determinar la elección: su fácil limpieza, su fácil manejo, el tipo de material de que está hecho, su forma, el tipo de tetina, si tiene dispositivo anticólico... Para nosotros, papás primerizos , sufridores al ver sufrir a sus peques con los cólicos del lactante cuando tomaban el pecho, lo más importante era intentar minimizar cualquier molestia originada por la ingesta de aire; por tanto elegimos un biberón con un sistema que emula el efecto vacío y evita la formación de burbujas para así minimizar en lo posible los cólicos.
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