En la biblioteca del lugar donde vivimos, hay un lugar especialmente reservado a los peques, los cuentos están marcados en su lomo con un tejuelo en el que aparece la palabra "bebés", y no se encuentran en estanterías perfectamente ordenados, sino en cajones de madera en perfecto desorden, de tal forma que los pequeños pueden alcanzarlos y manipularlos a su antojo. Inés y Jorge entendieron pronto la mecánica y cogían un cuento, se sentaban, lo miraban, lo dejaban de nuevo en los cajones y cogían otro. Pasamos un buen rato en este lugar, el siguiente paso será hacerles el carnet de la biblioteca para así poder sacar prestados cuentos y más cuentos para disfrutar leyendo.
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