Y mamá, al mirar a sus pequeños príncipes, recordó una canción, una bella música que expresaba lo que ella y papá sentían al contemplar a sus dos preciosos tesoros ¡alegría!
Y aquella música, y las imágenes que la acompañaban gustó mucho a los peques, y se convirtió en rutina escuchar cada día esa música. Y les gustaba tanto que incluso cuando los llantos eran desconsolados, oír y ver "alegría" hacía que esos llantos cesaran.
Recordaremos siempre esta canción que formará parte de "la banda sonora" de nuestra vida, y cuando los peque crezcan iremos algún día a ver un espectáculo del Circo del Sol.
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