De nuevo este verano hemos tenido la suerte de pasar unos días de vacaciones en un lugar a la orilla del mar. Este año ha tocado el mar Mediterráneo, en la Comunidad Valenciana, concretamente en la localidad de Benicarló; una playa pequeña, tranquila; un espléndido hotel con dos estupendas piscinas (una para pequeños y otra para mayores), un mar cálido y tranquilo con el castillo del Papa Luna en el horizonte, unas vacaciones estupendas.
Los pequeños príncipes lo han pasado fenomenal, en la piscina "nadaron" con sus flotadores y manguitos, y en la playa jugaron y jugaron con la arena y el agua del mar. El ritmo era relajado, tanto es así que cada día nos levantábamos más tarde, las siestas eran largas y la hora de acostarnos tardía.
Dicen que el aire del mar tiene estupendos beneficios, sea como sea el cambio nos ha venido bien a todos, la pena es lo poco que ha durado, ¡estas vacaciones se nos han quedado cortas! Ahora esperamos con ilusión días de asueto en el pueblo con los abuelos.
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