viernes, 26 de noviembre de 2010

Dora la exploradora


Dora es una serie muy adecuada para niños de edad preescolar. Su formato es sencillo, claro y repetitivo, acorde con las características de los pequeños.
La protagonista es una niña latina, Dora Márquez, de 7 años que, junto a su amigo Botas (un mono más pequeño que ella que adora sus botas rojas), emprende en cada episodio un viaje en el que se propone buscar algo que perdió o ayudar a Botas o a cualquier otro amigo, lo cual constituye una misión a cumplir.
Siguiendo un formato que en parte recuerda el de un juego interactivo para computadora, en cada episodio Dora pide a los pequeños que están al otro lado del televisor, que le ayuden a encontrar nuevos lugares utilizando a Mapa,  un simpático personaje que siempre le indica el camino. Camino en el que siempre encuentra dificultades que Dora ha de resolver.
Si necesita algún objeto para solventar los problemas, Dora lo obtiene de su Mochila que como Mapa, habla y canta.
La canción y retahilas son pegadizas,una para pedir ayuda a mapa, otra para iniciar la aventura, otra para llamar a mochila cuando se necesita algo y una para terminar y celebrar que el objetivo se ha conseguido.
Son dibujos animados entretenidos y sin violencia, a los peques les encantan, especialmente a la pequeña princesa y los papás nos parecen muy adecuados para ellos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

"A gatas"


Comenzó el pequeño príncipe arrastrándose por el suelo como una lagartija, poco a poco se fué poniendo a cuatro patas y se dió cuenta que desplazarse le abría toda una gama de posibilidades insospechadas para experimentar y descubrir el mundo que hay a su alrededor, en el que hasta lo más pequeño puede resultar tremendamente interesante. Fué perfeccionando la técnica y cada día que pasaba gateaba más seguro, más rápido. La pequeña princesa observaba a su hermano sentadita en la alfombra, rodeada de juguetes. No parecía interesarse lo más mínimo por esa nueva actividad que su igual realizaba; a pesar de que su mamá la incitara a ello, el asunto del gateo no parecía que fuera para ella. Pero todo llega, tras la insistencia de una "mamá pesada", su educadora en la escuela infantil (que estába convencida de los beneficios del gateo para el desarrollo neurológico) y ver a su hermano día tras día ir de un lado para otro; la pequeña decidió que eso de ir a gatas podía ser algo a considerar y poco a poco se fué desplazando por el espacio hasta conseguir una habilidad y rapidez muy parecida a la de su hermano.